LUIS DE EGUÍLAZ
PORTADA DE LA OBRA DE D. MANUEL BARBADILLO
Este trabajo se ha realizado haciendo un resumen, incluso
incluye muchas frases textuales, de la obra de D. Manuel Barbadillo “Luis de
Eguílaz, su vida, su época, su obra”.
Esta biografía la encontré en mi casa e incluso está dedicada a mi padre por el
autor, que le honraba con su amistad. Me ha servido entre otras cosas para
conocer al autor sanluqueño un poco más y comprobar que la lírica se encuentra
presente incluso en este género literario que es la biografía. Vaya para D.
Manuel mi humilde homenaje y la intención de conocer su obra más ampliamente.
Realizado
por Mª del Carmen del Río Luque
NOMBRE COMPLETO: DÁMASO LUIS MARTINEZ DE
EGUÍLAZ
Cuando
un sanluqueño ve una lápida en una casa donde dice que allí nació Luis de
Eguílaz y ha pasado muchas veces por una calle con su nombre, se le ocurre que
quiere conocer algo de ese señor.
Nació en
Sanlúcar en 1830 y murió en Madrid en 1874. Su padre era de Logroño y su madre
de Cádiz y la estancia de esa familia en esta ciudad no fue fácil ni halagüeña.
Trasladado
a Madrid quería estudiar leyes para con su ejercicio atender al sostenimiento
de su casa ya que faltaba la figura del padre. Antes del traslado a Madrid, con sólo 14 años, había estrenado
en Jerez una comedia en un acto con el título “Por dinero baila el perro”, obra
entusiásticamente recibida por el público y la crítica.
Según
algunos biógrafos la madre descubrió en aquel niño enfermito y triste,
condiciones excepcionales para la literatura; concretamente para la
versificación, que hacía de un modo fácil y casi sin darle importancia. Él
mismo lo dice, no por vanidad, sino porque el tema obliga, en varias ocasiones.
En el preámbulo de “Los crepúsculos” y en “La vaquera de la Finojosa” declara:
-Mediando sólo diez días…… desde aquel en
que se empezó esta obra (en tres actos y en verso) a aquel en que el público lo
juzgó en el teatro-.
Otros lo
sitúan en un maestro llamado D. Juan Capitán, el poeta de Antequera,
presbítero, catedrático en el Instituto de Jerez, académico de la sevillana de
Buenas Letras, colaborador muy estimado en las revistas literarias de su tiempo
y del cuál fue discípulo predilecto.
Ya en
Madrid le orienta, le aconseja y la ayuda D. Eugenio de Ochoa, personaje de
grandes raíces cortesanas, de muchas campanillas políticas, literarias y
sociales, el cuál, por ejemplo, tradujo la obra completa de Virgilio. A D.
Eugenio el autor dedica la comedia
“Verdades amargas" estrenada el 20 de enero de 1853; esta obra le abrió de
par en par los saloncillos escénicos, las redacciones de los periódicos, los
cafés literarios, y lo definitivo, le proporcionó el acceso final a los
empresarios, músicos y comediantes.
LA CASA
Es la
número 3 de la calle, hoy, de su nombre, con anterioridad fue llamada de la
Iglesia y ahondando más en el tiempo se tituló del Contador Felipe Guerrero.
Durante
lustros, quizás, ha sido refugio de clases humildes. En 1964, año de publicación de la obra de D. Manuel
Barbadillo: “conserva aún su vieja traza romana: patio con columnas de mármol,
aljibe en el centro, habitaciones, todas, con salida a las galerías
circundantes, y luego la escalera principal, con balaustrada de madera noble
donde se aprecian, intactos a pesar del tiempo, tallados y filigranas de la más
paciente artesanía, comedor de rica techumbre con torno de naturaleza monjil y
luz, diáfana y directa en la mayoría de las dependencias”.
Las
finanzas de la casa no deberían moverse en un sistema de serenidad como aquel,
histórico, tan característico del siglo
XIX: bodega, viña, olivar y junto al jardín, caballos ensillados y galgos para
practicar la caza en las dehesas o en las marismas.
Don
Dámaso, padre de nuestro autor, no debió participar de esta vida aunque se dice
que su familia poseía la viña de Munive, donde años antes había establecido su
cuartel general, un bandido de ese mismo título (Luis Munive). En papeles
oficiales consta que dicha viña era por el año 1796, de don Juan Antonio Martínez
de Eguílaz, de Sanlúcar, posiblemente tío de Luis de Eguílaz. Como curiosidad
contar que al hablar Simón de Rojas Clemente de las variedades de uvas que se
crían en Sanlúcar se refiere a una clase, por él bautizada con el nombre de
Martinecia y dice de ella: ”sólo la he
visto en Munive, pago de Sanlúcar. La dedico a don Juan Antonio Martínez de
Eguílaz que la cultiva entre otras variedades muy raras y preciosas”.
Sabemos también que Rojas Clemente tuvo de discípula en Sanlúcar a doña María
Josefa de la Piedra, perteneciente a la familia Eguílaz, ya que aquel apellido
también lo llevaban los Martínez de Eguílaz.
SANLÚCAR
¿Cómo
era durante los años que van desde 1830 a 1874?
En un
manual de la provincia de Cádiz publicado en el año 1847 consta que la población
en 1846 según el censo era de 19.002 almas; que los hombres de mar ascienden a
712 y que la bandera de la marina mercante era “azul toda”, privilegio que
confirma la importancia nautica siempre concedida a este puerto. Interesante
era el medio nautico de comunicación. En un diario sevillano de la época (La
Paz) se puede leer: ”Vapor San Telmo, de Sevilla a Sanlúcar y
Cádiz: 8 de la mañana, Vapor Adriano: 10 de la mañana”.
Como
complemento podemos agregar: “una
parroquia matriz y dos auxiliares, once conventos de frailes y tres de monjas,
seis ermitas ruinosas, cuatro hospitales, además de la hospitalidad
domiciliaria de la Hermandad de San Pedro, una casa de expósitos y otra de
huérfanas”.
La
tierra estaba dividida de la siguiente manera:
1080
suertes de viñas, 171 de frutales, 33 de huertas, 286 de navazos, 6 de olivares y
6 de pinares.
La
riqueza principal seguía siendo la del vino. Además, ”sus arboledas producen frutas delicadas que abastecen a los pueblos
cercanos; y al extranjero de naranjas y limones. La pesca es muy abundante, se
emplean en ella cuarenta embarcaciones y para el comercio de cabotaje treinta.
Hay dos fábricas de curtidos, dos de hilados de algodón con máquinas y tres de
licores”.
Si
retrocedemos un poco en el tiempo, encontramos otros hechos de sabroso interés
histórico:
La
muerte de Fernando VII ha desencadenado la guerra carlista; sus salpicaduras
llegan hasta nuestra provincia. El día 30 de septiembre de 1836, el
ayuntamiento fue advertido del peligro que implicaba la proximidad del enemigo.
Incluso el día 24 de noviembre se toman medidas para la evacuación de la
ciudad: tan cerca estaban los rebeldes y tan escasas eran las fuerzas
defensivas. En el manuscrito de un
escritor anónimo, viajero, aparece la frase: “la entrada del río está defendida por un pequeño castillo muy bien
situado; pero muy débil, sin cañones y sin soldados”.
De
acontecimientos políticos cabe recordar: el motín madrileño (4 de septiembre de
1840) entre esparteristas y progresistas, con la repercusión ideológica, aquí
en Sanlúcar de colocar en el salón de actos consistoriales un gran retrato del
duque de la Victoria.
Acuerdos
relativos a la desamortización; fueron cerrándose conventos y colegios de tipo
religioso, para convertirse después en almacenes de vinos jardines íntimos de recreo puramente
particular.
La
muerte de Prim asesinado, en 1870; los preliminares de la república; la
república y de colofón la Cantonal.
El
cólera morbo, que apareció en verano de 1834 y ocasionó en Sanlúcar la muerte
de unas quinientas personas. Volvió a aparecer en 1854.
En el
capítulo festivo:
Fiesta
por el casamiento de la reina Isabel con don Francisco de Asís.
Fiestas
por haber nacido en Sanlúcar el infante don Fernando, segundo hijo varón de la
infanta Luisa Fernanda (29 de mayo de 1859).
De
teatro, referencias pobres, el ayuntamiento acuerda (21 de julio de1834) que “se haga saber al empresario de la Casa de la
Comedia que concluida la función que tiene anunciada, se cierre el teatro para
lo sucesivo”. Después ha de venir la construcción del llamado Teatro
Principal, inaugurado el 1º de julio de 1842 con la representación de la
obra ”Guzmán el Bueno” y, ya muerto
nuestro ilustre paisano, la edificación en 1877, de lo que fue Teatro Eguílaz, levantado en la Calzada.
Por ese
tiempo Fernán Caballero ha establecido su residencia en Sanlúcar. Escribe en
1855: “He fijado mi residencia aquí
porque en esta hermosa ciudad la vida es más barata que en El Puerto de Santa
María y aquí residen mis excelentes amigos los condes de Monteagudo”.
Eguílaz fue prologuista de la novela de Fernán Caballero “Clemencia” y además
publicó en 1862 en un diario madrileño un estudio crítico que obtuvo gran éxito
(de divulgación y elogio). Posiblemente a partir de esa fecha empezó la
relación entre la novelista y el dramaturgo. Hay una carta de doña Cecilia
donde “siente mucho no poder dar cima a
la corona poética que quiere dedicar a la virgen de Valme porque Eguílaz está
enfermo”.
EL DRAMA DE LA GEOGRAFÍA
Eguílaz
se traslada a Madrid para la carrera de
leyes y, de un modo expreso, para darse a conocer como poeta.
¿Se
puede, en un ámbito de tipo ordinario, sin más prensa que la de índole política
y sin más centros de cultura que los representados por la botica, por la
barbería o por la taberna de la plaza, elevar con éxito el clamor angustioso
del que se clasifica digno de esa altura?
Muchos,
fueron los escritores, músicos, artistas…….provincianos que en aquellas décadas
abandonaron la tierra nativa para instalarse en Madrid. Casos como el del poeta
García Gutierrez (que marchó a Madrid a pie, desde Chiclana), del novelista
Pedro Antonio de Alarcón (que huyó de la casa materna), del compositor Ruperto
Chapí y el sainetero Carlos Arniches. En su libro, don Manuel barbadillo
compara con los medios de “ahora” (1964) que “resulta mucho más fácil extender el fruto de una obra”; nunca
hubiera podido imaginar ni en sueños los medios de comunicación de que
disponemos en la actualidad.
Eguílaz
dejó su pequeña patria para ir a Madrid, obligado por la cosa económica, la
muerte del padre, y quizás la esperanza,
el deseo de lograr y alcanzar lo que aquí no estimaba realizable.
¿Qué
hubiera pasado si no hubiesen concurrido esas circunstancias? La ruina de
Eguílaz fue la causa de su triunfo, igual que la orfandad prematura de su
paisano, Pacheco.
UNA INTERVIU POSTAL
De la
correspondencia mantenida por don Manuel con doña Balbina Parada de Eguílaz,
nieta del dramaturgo destaco los siguientes párrafos:
“Mi abuelo era muy bueno.
En cuanto a la fortuna, dejó al morir sus
obras y a veces ni aún sus obras, porque si al salir de cobrar los derechos de
autor se encontraba con una persona necesitada, volvía a casa sin un céntimo.
En el orden político respetaba el régimen
imperante pero sin meterse jamás en interioridades. Sus propósitos, que cumplía
siempre, eran estar en bien con todo el mundo.
Nombraba con entusiasmo su patria lejana,
poseía una acuarela que se refiere concretamente a la casa donde había nacido.
Mi abuelo gozaba mirando aquella acuarela evocativa. Sentía deseos de volver a
Sanlúcar pero no pudo.
Una anécdota no conocida de él es que
estaba publicando una novela en la “Correspondencia de España” y la reina
Isabel II estaba tan interesada en su lectura que mandaba muchos días a un
emisario especial para que mi abuelo le facilitara una copia del capítulo
siguiente”.
ANECDOTARIO
I.- Interviene la reina
Isabel II, estimulaba, con su constante vida de escándalo, a los
poetas de índole festiva, raro era el día que no circulaban de mano en mano, y
de un modo anónimo y misterioso, las creaciones poéticas más descarnadas y
satíricas. Entre los asistentes al café Iberia, que Eguílaz frecuentaba,
figuraba Marcos Zapata, poeta romántico y bohemio; estos versos, suyos, nos dan
idea de su precaria vida
“Un perro me da
calor,
Y un banco del
Prado, cama;
Y así, sienta
usted la llama
de inspiración y de amor”
Zapata
logró estrenar “La capilla de Lumiza”, drama que alcanzó un éxito clamoroso,
pero vendió los derechos a cambio de una suma ridícula y exigua. Manuel de
Palacio le echó en cara ese pésimo negocio teatral en un chispeante epigrama y
en versos también de humor obtuvo la réplica correspondiente que decía.
“Oye pedazo de tal.
Cuando no se tiene un real,
desde Homero hasta Zorrilla,
Se vende una catedral”
A este
hombre, chispeante, de gracia y miseria, se le acercó una tarde un sujeto de
esos complicados en asuntos tenebrosos y le propuso en tono confidencial:
-
Nadie como usted podría hacer unos versos en descrédito de
la reina.
Marcos,
a pesar de las perspectivas remuneradoras que el caso ofrecía se negó en
redondo a la realización de aquel propósito. Eguílaz, desde su ángulo de
observación, había vivido la escena; conocía al elemento demandante y estaba
seguro del objeto de su visita. Por eso, no tuvo inconveniente de acercarse a
Zapata y decirle cuando se quedó solo:
-
Me honraba antes, con darle a usted la
mano y con llamarle amigo; pero desde ahora, al ver como se ha negado a inferir
ofensas a una mujer (sea quién sea), el sentimiento de afecto ha subido de tono.
Echegaray y Eguílaz
Eguílaz
explica a don Antonio de Trueba, periodista que da testimonio de ello en un
artículo publicado en 1882 (Ilustración Española y Americana) el motivo de su
agradecimiento a Echegaray:
“Siendo Echegaray ministro de Fomento estaba
yo en la situación más triste de mi vida, por falta de salud no podía escribir
para el teatro, mis comedias apenas
se representaban y el hambre y la miseria llamaban a mi puerta. En esa
situación y al quedar vacante la plaza de jefe del Archivo Nacional el ministro
me nombró para ese puesto”.
Fernandez Caballero y Eguílaz
A don
Manuel Fernández Caballero hay que distinguirlo como algo excepcional en el
mundo de la música. Tras una carrera excepcional como músico, aun siendo un
muchacho, desea estrenar, le obsesiona una idea, la del comediógrafo, la del
colaborador literario.
¡Si
Eguílaz quisiera escribir algo especialmente para él! Va a visitarle con ese
propósito. Eguílaz accede satisfecho, persuadido de que tras aquella visita,
tras aquellos ojos de principiante, despierto e ilusionado hay como un anuncio
de gloria inmediata.
Días
después le hace entrega del libreto, en un acto, que lleva el título de “La vergonzosa en palacio” .Se
estrenaría con gran éxito pero no fue la única colaboración, de hecho, “El
salto del pasiego”, obra póstuma de Eguílaz, se considera la mas sobresaliente
de todas las zarzuelas del maestro Fernández Caballero que unidas a otras obras
musicales alcanzaron el número de doscientas. Obras como “Gigantes y
cabezudos”, “La Viejecita”, “Los
sobrinos del capitán Grant”…
Sin
embargo el sabio compositor murió pobre por una faceta de su personalidad
original, por gastrónomo. El poeta festivo Salvador María Gravés lo confirma en
los versos que siguen:
“Comilón de siete suelas,
escribe con rapidez
partituras y zarzuelas,
siempre y cuando a la vez
mueva la pluma y las muelas.
Si su inspiración se agosta
y queréis que por la posta
recobre la
inspiración
enseñadle una langosta,
seis chuletas y un jamón”
Una visita de interés
Don
Eugenio Hartzenbusch, en 1850 es públicamente admirado en los medos teatrales,
en las academias artísticas, en las redacciones de más alta jerarquía
editorial. A Eguílaz, por esa época no le conoce nadie, sin embargo
Hartzenbusch ante la invitación de un novel recuerda sus orígenes y acude a su
vivienda; una habitación mísera, enclavada en un cuarto piso con el aditamento
gimnástico de noventa y siete peldaños de escalera. Allí “el estudiante pobre, el poeta enfermo”, como él se lllama, aguarda,
espera. Días largos en los que el pobre Eguílaz llega a calificarse de “moribundo”. Después su residencia será
otra.
Eguílaz,
sorprendido no sabe cómo agradecer esta visita, nervioso ha comenzado a
desmontar los libros, los papeles, las carpetas, todo el material apilado en
las escasas sillas disponibles.
Al rato
ha comenzado la lectura, al terminar don Eugenio dice: ”Yo, Eguílaz he de ser amigo de
usted. No digo su protector, porque usted no lo necesita. La recomendación más
segura es la de su propia obra”.
Estamos
en los finales de la primavera, y don Eugenio, inmerso en el ambiente madrileño
de vieja bohemia, sin más compañía que la de sus gafas, se encamina a la
dirección del teatro Español.
Eguílaz refiere: “…tomó
aquel manuscrito que en vano había llamado a las puertas de los más miserables
teatros sin más pretensión que la de ser leído y dio con él en el teatro
Español…” “…vertió sus elogios, dulce
consuelo en aquel alma próxima a escaparse del cuerpo” (Notas de la
dedicatoria que aparece en el “Patriarca del Turia”).
González Bravo
González Bravo es esencialmente, político total, político en el
sentido peiorativo de la palabra, su historia pública resulta un mosaico de
incomprensibles mutaciones.
En días de fatales desgracias sabe que le buscan, que le
persiguen, le acosan, se le hace indispensable dar con algo o alguien, al margen
de toda malicia policíaca. En el fondo de su memoria aparece el nombre de Luis
de Eguílaz. Llega a su casa, Eguílaz abre la puerta, y todo se desenvuelve de
un modo vertiginoso, como en el teatro.
Una buhardilla le sirvió de escondrijo y de allí salió González
Bravo, “para jurar el cargo de presidente
de las Cortes” según palabras de la nieta de Eguílaz doña Balbina.
Una lección de caridad
Eguílaz, viudo, compartía con su única hija, Rosa, momentos de
inefable ternura.
Una tarde, a la vuelta de un paseo encuentran sentado a la puerta
de su casa, un mendigo anciano; el pobre sabía el nombre del comediógrafo:
-Don Luis, una limosna…. Don
Luis que es usted muy bueno.
Don Luis le contempló con tristeza, con infinita lástima:
-Toma- y le entregó una
moneda de cinco pesetas, ¡Un duro!, que era entonces una cifra totalmente
astronómica. La niña ante la entrega de aquella cantidad de fábula, se quedó
atónita, sorprendida, deslumbrada:
-Pero papá, ¡Un duro! , ¡Un duro!, ¿No te habrás equivocado papá?
Don Luis dijo simplemente:
-Si, tienes razón; me he
equivocado….- y llamó al mendigo, que se alejaba feliz.
Cuando lo tuvo cerca, le dijo con naturalidad:
-Tome otras cinco pesetas,
que antes, sin querer me equivoqué al darle la limosna… Pero no me lo agradezca
a mí; agradézcaselo a mi hija, que es la que ha advertido el error.
SU OBRA
Su
producción, especialmente teatral, es abundante
y selecta.
He aquí
un índice de sus obras:
- Por dinero baila el perro.- Estrenada en
Jerez. Con esta obra se inicia su carrera dramática. No existe copia en la
sociedad de autores.
- Verdades amargas.- Comedia de
costumbre en tres actos y en verso. Dada al público en Madrid, en 1853.
- Alarcón.- Drama en tres
actos y en verso. Madrid 4 de mayo de 1853.
- Las
prohibiciones.- Comedia en tres actos y en verso. Teatro del Príncipe; 20 de
octubre de 1853.
- Una broma de
Quevedo.- Comedia en tres actos y en verso. Madrid; teatro Lope de Vega; 1854, febrero.
- El caballero del
milagro.- Drama en tres actos y en verso. Teatro del príncipe; Madrid; 29
de marzo de 1854-
- Mariana la Barlú.- Teatro de la
Cruz; mayo de 1853. Sería la primera obra que estrenó en Madrid.
- Una virgen de
Murillo.- Comedia en tres actos y en verso. Escrita en colaboración con
Mariano José de Larra. 24 de diciembre de1854.
- Entre todas las
mujeres.- En colaboración con Larra. No existe copia en la Sociedad de
Autores.
- La vergonzosa en
palacio.- Zarzuela, Música de Fernández caballero. Teatro de la Zarzuela;
mayo de 1855.
- Cuando ahorcaron
a Quevedo.- Zarzuela en tres actos, música de Fernández Caballero; 1855. En
los carteles del teatro de la Zarzuela aparece en enero de 1857.
- Una
aventura de Tirso.- Comedia en tres actos y en verso. Teatro del Príncipe, 30 de mayo de 1855.
- La
vida de Juan Soldado.- Drama en tres actos y en verso. Teatro Nuevo; Madrid,
1856.
- La
vaquera de la Finojosa.- Drama en tres actos y en verso. Teatro del Príncipe;
1856, 6 de septiembre.
- La
llave de oro.- Drama en tres actos y en verso. Teatro del Príncipe; 1º de
octubre de 1856.
- Grazalema.- Drama
histórico en tres actos y en verso. 30
de mayo de 1857.
- El
patriarca del Turia.- Drama en tres actos y en verso. Teatro Novedades; 23 de
diciembre de 1857.
- Las
querellas del Rey Sabio.- Drama histórico en tres actos y en verso. 19 de
noviembre de 1858.
- Mentiras
dulces.- Comedia en tres actos. 2 de abril de 1859.
- Santiago,
y a ellos.- Apropósito (breve pieza teatral de circunstancias) dramático en
tres actos y en verso, escrito con motivo de la guerra de África. Teatro del
Circo; Madrid, 23 de noviembre de 1859.
El
padre de los pobres.- Drama tradicional en cinco actos y en verso. Teatro de
Novedades, 1860.
- La
payesa de Sarriá.- Drama romancesco en tres actos y en verso. Estrenado en
Barcelona; en Madrid en septiembre de 1864.
- Los
crepúsculos.- Comedia en un acto y en verso; Valencia, 6 de febrero de 1861;
Madrid, marzo de 1863.
- La
cruz del matrimonio.- Teatro Variedades; Madrid, 28 de noviembre de 1861.
- Los
encantos de Briján.- Obra de magia. Sin copia del libreto en la Sociedad de
Autores.
- La
mano de gato.- También obra de magia. Tampoco hay ejemplares en la Sociedad de
Autores.
- Los
soldados de plomo.- También obra de magia.
- Quiero
y no puedo.- Teatro de la zarzuela; 7 de diciembre de 1867.
- Un hallazgo literario.- Prólogo dialogado
de un drama de Ventura de la Vega.
- La
convalecencia.- Apropósito en un acto y en prosa; Teatro de la Zarzuela, 7
de diciembre de 1868.
- Lope
de Rueda.- Comedia novelesca en tres actos y en prosa. Teatro de Lope de
Rueda, 11 de enero de 1870. .
- El
molinero de Subiza.- Zarzuela histórico-romancesca en tres actos y en verso,
música de Cristóbal Oudrid. Teatro de
la Zarzuela, 21 de diciembre de 1870.
- El
salto del pasiego.- Zarzuela melodramática en tres actos y ocho cuadros;
música de Fernández Caballero. Obra póstuma de Eguílaz.
- El
esclavo.- Tres actos; Obra tomada del drama ”La expiación”; música de
Martín Sanchez Allú y Luis Cepeda . Teatro de la Zarzuela, diciembre de 1856.
Además, escribió y publicó la
novela “La espada de San Fernando”.
Al morir dejó sin terminar varios
dramas, comedias y zarzuelas.
ALGUNOS PERFILES
COMPLEMENTARIOS
I- Nostalgias
Eguílaz no puede reprimir, a lo largo de su obra, ese
sentimiento de nostalgia -tan común a los que viven alejados de la tierra
nativa-, sus recuerdos tienen amplitud geográfica, y es corriente verle y
evocar distintos lugares andaluces.
Las ciudades de Jerez y Sanlúcar ocupan, lógicamente, en
sus evocaciones madrileñas, zonas de marcadas preferencias.
Sanlúcar, como sitio de su nacimiento, resurge en largas
intermitencias, pero siempre sobrecargada, la añoranza de honduras nostájgicas:
“Se
perderá sin cesar
en
tus ondas de Safir,
como
tú, Guadalquivir,
vas
a perderte en el mar”
(De una virgen de Murillo)
“Prefiero
su grato azúcar,
que
fragante olor arroja,
al
de la ciruela roja
que
produce tu Solúcar”
(De Grazalema)
“Más
bella que si se pinta,
mi
señor tiene una quinta
en
la ciudad de Sanlúcar,
que
baña el Guadalquivir;
allí
tranquila y contenta,
con
mil ducados de renta,
podéis
dichosa vivir”
(De La llave de oro)
II.- Tristeza
Basta leer a Eguílaz a través de sus libros teatrales para
obtener rápidamente el convencimiento de que es la tristeza la que permanece,
la que se enseñorea de su espíritu con una perseverancia de tal entidad que no
da entrada ni al alivio ni al olvido. Puede afirmarse de un modo triple que
eguilaz (palabra que en eúscaro, región de la que procedía la familia de
nuestro poeta significa verdad amarga), Eguílaz (apellido) y Eguílaz (hombre,
autor) tienen una misma significación morfológica: amargura, tristeza.
Independientemente de esto, hay que reconocer, que la época
de Eguílaz es época de gran relieve romántico; y el romanticismo desemboca
fácilmente en rampas de dolor y de tristeza. Un espíritu luminoso, de humor, de
ironía, de chispa festiva o de simple desenfado humano, es inconcebible en esas
décadas.
Si a ese signo de condición temporal sumamos, en Luis de
Eguílaz, poca salud, angustiosas condiciones económicas, dificultades de
acomodo social y escénico, obtendremos con facilidad este producto típico: verdad
amarga, tristeza, disgusto, aflicción… ¡La vida!
Vemos algunos ejemplos a través de sus personajes de
ficción:
“Un
filósofo decía,
a
cuantos le iban a oír,
que vivir siempre o morir,
él
por lo mismo tenía.
¿Por
qué vives? – con cinismo
un
joven le preguntó-,
y
el anciano respondió:
“Vivo,
porque da lo mismo”.
(De el caballero del milagro)
“Porque
al fin, si bien se mira,
guarda
el mundo, cada año,
por
minuto un desengaño,
por
segundo una mentira”.
(De Alarcón)
III.- Directrices
Las manifestaciones siguientes, nos dan la pauta de sus
intimidades y nos sirven para mejor conocerle:
“¿Yo
ambiciones? ¿Para qué?
¿Qué
grandeza no se abate
con
la muerte?”
(De El patriarca del Turia)
“Sé
franco porque así crezcan
los
afectos que me inspiras.
Yo
detesto las mentiras
por
muy dulce que parezcan”
(De mentiras dulces)
IV.- Materia prima
La cantera literaria de Eguílaz, de un modo principal, está
situada en el fondo de la historia
española y no en el momento en que lo tocó vivir.
El teatro de Eguílaz se hallaba enraizado en siglos casi
del medievo; sus personajes eran los de entonces. Cuando el autor se movía en
su clima predilecto, las obras salían con una perfección difícilmente
igualable. En cambio si se dedicaba a la fabricación
de otros artículos nuevos, vemos cómo la línea estética entra en planos de
oscilaciones o de curvas depresivas.
De una forma o de
otra, Eguílaz debió ser un enamorado de la historia de España.
JUICIOS CRÍTICOS
I.- Galanterías y piropos
cortesanos
Eguílaz, por su marcada inclinación al género clásico, nos
muestra, a través de sus muchas escenificaciones históricas, espléndidos brotes
de galantería caballeresca. Leyendo sus versos, se ve cómo el personaje de
ficción levanta, con aire de chambelán, su sombrero de plumas para convertirlo
después, tras una majestuosa inclinación, en signo reverencial de pleitesía.
A pesar de su naturaleza andaluza, anduvo, artísticamente
tan alejado de las esencias peculiares de su tierra, que sus lisonjas
rondadoras, sus madrigales, tuvieron, lógicamente, que ajustarse al patrón
clásico; principalmente porque las características de sus obras –dados sus
personajes y las circunstancias de acción y tiempo de sus obras- así lo
requerían.
Veamos de qué forma tan bella expresa sus sentimientos.
“Dadme amor y viviré,
si vivir es permitido
al pobre mortal que herido
en cuerpo y alma se ve”.
“Tallo que dobla la brisa,
en ella su cielo ve.
Bendice la yerba el pie
de la dama que la pisa”
(De una broma de Quevedo)
II.- Pensamientos
filosóficos
No basta, a las apetencias intelectuales del tiempo en que
nos encontramos, el hecho de decir las cosas bellamente; estiman que es
necesario el complemento sentencioso y profundo, sin cuya presencia la obra
artística aparece como imperfecta y empobrecida.
“Quien
quiera en la senectud
Con
los recuerdos gozar,
que no se tenga que echar
en cara su juventud”
(De Las Prohibiciones)
“Cuando
yo era poderosa
de
mí se le vio alejarse…
que
el orgullo debe usarse
cuando
no queda otra cosa”
III.- Antología
En la época de Eguílaz las obras –para desgracia de los
escritores, comediantes y empresarios- duraban poquísimo tiempo; resultaban
auténticas flores de un día, actos efímeros; y era, por tanto, preciso e
indispensable, para el relleno de los carteles, dar a la producción
teatral un ritmo acelerado y violento. A
buen seguro que de no haber mediado semejante vida teatral, tan menguada en
representaciones como larga y exigente en demanda, la producción dramática no
hubiese sido nunca lo que fue, de amplia y de extensa.
Eguílaz escribía con extraordinaria rapidez. Justificamos
lo que antecede con las siguientes citas:
“…en cuatro años y medio que
llevo de escribir – de los cuales, dos por lo menos he estado enfermo y sin poder
trabajar- he dado 17 obras, todas originales, al teatro…”
(Nota tomada del drama Grazalema)
“…sólo de tres días he
dispuesto para pensarla y escribirla…”
(De Una aventura de Tirso, dedicatoria)
SU MUERTE
Eguílaz, en sus pensamientos teatrales e incluso en sus
expansiones de mayor intimidad, rara vez aborda este tema; evoca, con mucha
regularidad motivos de decepción, de quejas, de angustias, de temores
indeterminados; pero quizás por sentirse prisionero de afecciones mortales,
fácilmente se le ve apartarse y huir, temeroso de encontrarse frente a frente y
cara a cara con la imagen aterradora, con la efigie final. En algunos de sus
dramas se presiente un epílogo de sangre, un espantoso filicidio; mas luego, en
una mutación vertiginosa, todo cambia maravillosamente, y el espectáculo de la
tragedia, de la hecatombe y del crimen aparece reemplazado por unas escenas de
emocionante paternidad.
Eguílaz muere fiel al concepto que informa la totalidad de
su existencia: muere igual que había vivido, sin una rectificación ideológica,
sin un gesto de repulsa, sin una sola palabra de rebelión.
La muerte tiene sus veleidades, sus caprichos, hace
desaparecer a muchos de manera total; con un simple gesto les aleja de la
circulación eternamente y siempre con desprecio absoluto de influencias, de
prestigio y de fama; Tal es el caso el torero, el deportista, el comediante;
con la última paletada funeraria se
esfuma, sin retorno posible, el valor estético la acometividad física, la palabra
llena de grandeza, la desenvoltura acrobática; todo se diluye y se va… Pero ¿y
en otros seres? ¿Sucede lo mismo con el pintor, el músico, el escultor, el
poeta? ¿Cómo es acordarse de la muerte si tenemos delante para desmentirla: en
el pintor, sus cuadros; en el escultor, sus bronces; en el músico, sus notas de
armonía; en el poeta, sus versos? En la inmortalidad de una obra va anexa la
inmortalidad de su creador.
Para finalizar este resumen nada mejor que las propias
palabras de D. Manuel Barbadillo:
“Por fortuna, o por simple coincidencia
urbanística, yo tengo mi taller, mi modesta oficina literaria, en la calle
rotulada Luis de Eguílaz; cerca de la casa donde él nació, la iglesia donde fue
bautizado, la plaza vieja, donde de niño jugaba con otros escolares de su edad,
y donde al atardecer, las niñas del barrio cantaban nostálgicos romances
sanluqueños.
Como complemento a estas
vecindades, veo además, delante de mis ojos y al alcance de mis manos, muchas
obras suyas; sin duda lo más selecto de su creación dramática.
¿Verdad que después de
observar y de recordar todo esto, existe razón, completa y suficiente, para no hablar más de la muerte?”
Carmen
del Río Luque - Ziky
CEPER MARDELEVA - PATRIMONIO
ÍNDICE Pag.
La casa
……………………………………………………………………..….. 2
Sanlúcar ……………………………………………………………………….. 3
El drama de la geografía
……………………………………………….. 5
Una interviú postal
……………………………………………………….. 5
Anecdotario:
Interviene la reina ……………………………………..…………………. 6
Echegaray y Eguílaz ……………………………………………..……….. 6
Fernández caballero y
Eguilaz ……………………………………….. 7
Una visita de
interés ……………………………………………. ………. 7
González Bravo ………………………………………………………………. 8
Una obra de caridad ………………………………………………………. 8
Su obra
………………………………………………………………………….. 9
Algunos perfiles complementarios
I.- Nostalgias
………………………………………………………………… 10
II.- Tristeza
…………………………………………………………………… 11
III.- Directrices
……………………………………………………………... 12
IV.- Materia prima
………………………………………………………… 13
Juicios críticos
I.- Galanterías y piropos cortesanos ………………………………
12
II.- Pensamientos filosóficos
…………………………………………. 13
III.- Antología
……………………………………………………………….. 13
Su muerte
…………………………………………………………………….. 14
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